26.8.08



A tots l´imatge de velers, per més petits que siguin, la sensació de llibertat es evident i si la platja es llunyana encara més....

Veles i vents,canta Raimon ...

Aquí teniu un article molt bonic relacionat amb la navegació a vela .LLegiu …..

LA ESCALERA DE CARACOL


Viejos veleros

RAMON FOLCH
A Alexander Newlands, capitán del Champion of the Seas, le temblaría el cuaderno de bitácora en las manos. Su piloto acababa de anotar la singladura más larga de la historia: 465 millas. En solo 24 horas, su barco había recorrido 861 kilómetros. Es mucho. Era muchísimo, habida cuenta que ello ocurría el 11 de diciembre de 1854 y que el Champion of the Seas era un velero. El récord no fue superado hasta 130 años más tarde, en 1984. Fue necesaria toda la tecnología de un barco de regatas moderno para desbancar a aquel clíper de madera y jarcias de cáñamo construido por Donald McKey en los astilleros de Boston.

Los clípers eran barcos de casco afilado y velamen generoso, pensados para volar. Los vapores tardaron en arrinconarlos. Les costó ser más rápidos, pero eran más seguros: llevaban el viento en sus calderas. Además, el ansia de velocidad hizo de los clípers barcos más veloces que capaces. Como el Concorde, vamos. El siglo XIX los vio nacer y morir, aunque algunos todavía navegaban a principios del XX. El Cutty Sark, que brilló en la comprometida ruta del té y dio nombre a un whisky de sobra conocido, navegó comercialmente de 1870 a 1922, y de 1923 a 1954 fue barco-escuela; convertido en museo, ardió wagnerianamente hace apenas un año, el 21 de mayo de 2007, en el dique de Greenwich, donde se exhibía desde 1954.

Hoy, los veleros evocan verano. Los más modernos llevan mástiles de fibra de carbono y jarcias de nitrónic, que es una aleación de acero, níquel y cobalto, indestructible y carísima. Pero se está volviendo a las jarcias textiles, no de cáñamo como antaño, claro está, sino de PBO, que es una fibra sintética (polibenzoxanzol). Vuelven las sogas, reconcebidas, y se reinterpreta el portentoso diseño hidrodinámico del casco de los clípers. Más aún: vuelve la vela comercial.

Nuevas velas

Desde el pasado enero, surca los mares el Beluga SkySails, que además de motores lleva velas, en efecto. Es un moderno mercante portacontenedores alemán, de 87 metros de eslora, equipado con un innovador sistema de tracción eólica. No es una vela, propiamente, sino una especie de parapente (skysail) que se despliega y recoge solo y que tira del barco como una cometa. El Beluga SkySails hizo más que una prueba, porque atravesó el Atlántico. Navegó de Venezuela a Noruega, del 22 de enero al 13 de marzo, ayudándose de su parapente, con un ahorro de combustible del 20%. Es mucho, y será más, porque el ahorro alcanzará el 30% o 35% cuando se perfeccione el skysail. La vela vuelve...El Alcyone, de la Societé Cousteau, recurre a un turbogenerador eólico que alimenta sus motores eléctricos auxiliares, basado en la vela rotatoria de Anton Flettner (¡que es de 1924!); le seguirá el Calypso II. El barril de petróleo ha superado en días pasados los 140 dólares y sigue subiendo. Se ve venir lo que acabará pasando. La historia avanza helicoidalmente, admitámoslo.El futuro es del nitrónic y del PBO, del skysail y del diseño avanzado. El futuro es del ingenio y de la innovación, como siempre. Y, ahora, el ingenio y la innovación pasan por el ahorro y la eficiencia, por las tecnologías de punta y la sostenibilidad. Por eso aerogeneramos electricidad y recuperamos velas replanteadas. No es pasado, es progreso contra presente amortizado. Viento: bienvenido de nuevo.

Font:

http://www.elperiodico.com/