8.2.07

L'HEMEROTECA d'ICb

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DESPUÉS DE LA VICTORIA NACIONALISTA...

El año 1999 se cumplía el sesenta aniversario de la derrota republicana ante los ejércitos de Franco y del inicio de una larga dictadura militar que duraría hasta 1975. Es un motivo más para recordar la naturaleza de uno de los períodos más negros de nuestra historia contemporánea y, cómo no, de sus efectos en Santa Coloma de Gramenet.
El 27 de enero de 1939 los ejércitos franquistas hacían su entrada en nuestra ciudad. Muchos militantes de organizaciones democráticas y de izquierdas tuvieron que marchar al exilio. Entre estos últimos se encontraban los más importantes líderes del movimiento obrero colomense y de la Casa del Pueblo: José Berruezo, Antonio Paredes, Máximo Llorca, etc. Otros muchos sufrieron la cárcel, como Jaime Carreras (ERC), Didac Miejimolle (ERC), Juan Portabellas (PSUC), etc. Otros, sin duda con un alto grado de valentía, quisieron seguir la lucha contra el fascismo y organizaron la Unión de Jueventudes Antifascistas, compuesta mayoritariamente por miembros de las Juventudes Libertarias, entre las que se encontraba Julia Romera Yáñez, que poco más tarde (1941) moriría en la cárcel de mujeres. El franquismo también fusiló en Santa Coloma. Fueron 14 personas las que sufrieron la venganza del vencedor, la mayoría de las cuales no habían ocupado cargos políticos de importancia. Entre ellos se encontraba Celestí Boada (ERC), miembro del Comité Revolucionario durante los primeros meses de la Guerra y alcalde la ciudad posteriormente. Con su asesinato legal, el franquismo castigaba en realidad a aquel sector de la población colomense que se había mostrado partidario de los cambios sociales y económicos producidos en la localidad.
Otros sectores sociales, sin embargo, mostraron su alegría por la llegada de las tropas nacionales. Eran aquellos que ya habían dirigido la ciudad en tiempos de la Restauración, la dictadura de Primo de Rivera o durante el bienio negro (1934-1936). Ahora recuperaban sus propiedades, ahora el pueblo no controlaría sus actividades económicas, ahora tendrían paz y tranquilidad para sus negocios. Muchos de ellos habían sido militantes de la Lliga Catalana, ahora se incorporarían a las organizaciones del régimen franquista: la Falange Española, el Frente de Juventudes, etc. La dictadura no fue, por tanto, igual para todos. Era una dictadura de clase que mantuvo dividida a la sociedad entre vencedores y vencidos, algo que se recordaría de manera constante durante casi cuarenta años.
El final de aquel régimen no llegó como muchos esperaban. Los herederos del franquismo consiguieron que los más importantes sectores de la oposición democrática se aviniesen a pactar una transición política hacia un régimen que pudiera ser homologado por los países democráticos europeos. Este pacto llevó ineludiblemente una declarada intención de no remover demasiado el pasado. De esta manera, el nuevo sistema político no debería pedir cuentas por los crímenes cometidos por el franquismo, ni debían pedirse responsabilidades a unas fuerzas del orden que se habían caracterizado por el uso sistemático de la tortura contra los opositores a la dictadura, tampoco debían revisarse las fortunas de todos aquellos que se habían enriquecido gracias a la especulación urbanística en connivencia con funcionarios y políticos locales corruptos...
En Santa Coloma se sabe mucho de este proceso. Desde el asesinato de Boada y 13 vecinos más en 1939, hasta la tortura de militantes obreros, como Francisco Téllez Luna, en 1975. Desde la represión policial, como la que provocó la muerte del colomense Márquez en 1973 durante la lucha de la Térmica del Besós, al desastre urbanístico en que la especulación convirtió a la ciudad ya desde los años cincuenta. Poco a poco van surgiendo estudios sobre este período de nuestra historia local, del que fue pionero el libro de Marcelo López Ródenas, centrado fundamentalmente en la historia de la lucha popular contra el franquismo tardío. Pero las primeras dos décadas de la dictadura son todavía poco conocidas. Ha llegado el momento de que la investigación histórica local dedique algún esfuerzo a analizar la característica del primer franquismo, como ya se inició desde las páginas de ÁGORA, números 2 y 3. Ese camino debe continuar y estar presente entre las prioridades de los próximos trabajos de investigación.
Biografía.: Revista Ágora, Historia de Gramenet del Besòs, nº 7, marzo 2002.
Historia de Gramenet
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