13.8.10

fotos/arxius Diari de Cubelles


FESTES MAJORS




















12.8.10

fotos/M. Trives/arxiu Diari de Cubelles 2010
Les vacances son bones per tothom . Permet passejades per la platja ,anar a conèixer indrets a les rodalies i deixar el rellotge al calaix de la tauleta de nit !
Tot fent una ruta pel Foix podeu gaudir d’un entorn apreciat a la desembocadura,on el mar i el riu ,si baixa fort coincideixen les dues aigües , formant crestes d´ onades i si no es eixís ,una llacuna tranqui-la ofereix un mar de plata al fer-se de nit o a les primeres hores del mati.






10.8.10

Manuel Millán Cascalló.Gracies .
II capítol de una sèrie de capítols anterior i posteriors ?. conèixerem d´ altres ?




fto/elpuntdefuga.blogspot.com








II

HISTORIA COMÚN DE UN FRACASADO CUALQUIERA



Varias veces había sentido el pánico, el “horror vacui” que le producía la estancia en aquella inmensa nave vacía y plagada de telarañas y restos de un pasado poblado de recuerdos queridos. Ya no se oía el ensordecedor redoble rutinario de las máquinas, ni las bromas y charrascadas de los empleados, o sus piropos a las tejedoras cuando éstas desfilaban intencionalmente ante sus ojos hambrientos y encendidos. El huracán de la crisis se había llevado todo: los engomados directivos y sus sumisas secretarias, los sudorosos obreros, las parlanchinas y dicharacheras tejedoras, el abúlico cuerpo de limpieza, los furibundos encargados y capataces de cada sección de producción, las viejas y vetustas máquinas, los kilómetros y kilómetros de hilo y las balas de tela. También los transportistas, brutos , zafios y simplones, y los almaceneros con su picaresca y arte de escabullirse ante cualquier posibilidad de trabajo. ¡Se había ido todo al cuerno!. La empresa, heredada de su padre, que la convirtió en puntera de las fábricas de hilados, y de su abuelo, que la creó, la vio nacer y crecer hasta convertirse en un taller de tamaño apreciable y altamente estable, lista para el asalto a grandes empresas comerciales, era ahora un edificio destartalado, sucio y vacío encaminado a morir por sí mismo de inanición y a caer paulatinamente derruido y devorado por la voracidad del tiempo.

¡De nada le habían servido sus estudios especializados, sus títulos y sus “másters”!. En sus manos había sido un lastre insalvable, un juguete de la gran marea económica de los setenta y, como tantos otros, se había hundido sin solución. Ahora, allí, observaba melancólicamente las dimensiones de la catástrofe, como un náufrago después de la tempestad. Y sabía que tenía que volver a empezar de cero, con lo puesto: con absolutamente nada, ya que, el producto de la venta de las acciones de la empresa, la venta del material de trabajo, la maquinaria, las telas, las balas de hilo, la propia nave y el material de oficina, vendidos a precio de saldo, no eran más que lo imprescindible para pagar sus deudas: Indemnizar a los empleados, pagar las deudas del material renovado, de la materia prima, indemnizar a sus compradores por los pedidos incumplidos, pagar los gastos del juicio perdido, pagar los impuestos atrasados al Estado y un largo etcétera que había acabado con todo. ¡Y esto no era todo!... Su mujer le había abandonado al ver zozobrar el barco y comprobar que sería incapaz de financiar los caprichos y los cuantiosos gastos que comportaban la educación de los hijos y el mantenimiento del status social alcanzado, porque, claro… ¡Cómo iban a renunciar al noviazgo de Titina, la hija del banquero, con su hijo mimado y manirroto, el golf y el porsche y los caballos de su cuadra para poder codearse con sus amistades de toda la vida!, ¡cómo iban a renunciar a la casa señorial de una docena de habitaciones, o a la inmensa finca en Cadaqués, con dos piscinas climatizadas, ni a la cabaña de invierno en Das, junto a las pistas de esquí!... Antes de tal aberración, su mujer, que ya habitualmente tonteaba con todos los guaperas del club, había preferido inventarse una incompatibilidad de caracteres amparada en el silencio y la amargura de la depresión de Carlos, encerrado en sí mismo, mientras veía crecer el maremoto de su destrucción paulatina. Como a tantos otros, sus amigos de toda la vida le abandonaron en la estacada, se apartaron de él como si de un apestado se tratase, le hicieron el vacío, mientras le daban palmaditas de ánimo. Ella, consiguió el divorcio de manos del propio abogado de la empresa, consiguió la custodia de los hijos ante la lógica perspectiva de un marido insolvente, y, amén de conseguir que su exmarido le pasase la pensión de divorcio para la manutención de los hijos, con la inequívoca opción de ganarlos para siempre al ocurrir un predecible impago de la misma por ruina irreversible de Carlos, su marido, consiguió, de la generosidad del juez, los dos coches, la mansión señorial de doce habitaciones, la finca de Cadaqués y la cabaña de Das, además del pago del juicio (ya que habían encontrado el primo adecuado, no iba a quedar por eso), la casa en los barrios residenciales de Terrassa y el pago del club (¡Faltaría más!). De paso, Malena, su mujer, encontró otro pardillo, uno diez años menor, con buenas apariencias y mejor cuenta bancaria, que se casó con ella y, no por ello se privó de hacer pagar las cuantiosas matrículas de las universidades privadas de sus hijos a Carlos - ¡Qué para algo era el padre de las criaturas!.... Y es de ley que así sea.

Él, en cambio, tuvo que vender su cochazo y las otras herencias, los terrenos cultivables de Tiana (huertos y viñedos), y las parcelas de Cardedeu aún sin urbanizar, todos herencias familiares, para cerrar definitivamente las deudas y pagar primero el hotel en que tuvo que vivir. Luego alquiló un pisito en Gracia, para poder ir tirando mientras buscaba trabajo, un trabajo que seguía sin encontrar – Demasiado título para ser empleado, demasiada cuantía, demasiado mayor, demasiado sofisticado… - No encontraba nada a su medida y tuvo que dejar el pisito y pasar a un modesto cuartucho de alquiler. La suerte seguía sin sonreírle y del cuartucho pasó a la fonda miserable en donde dormía actualmente. Sin coche, sin dinero, sin nada… sin ganas de vivir, ahora y aquí, ante la destartalada nave, tomaba los últimos tragos amargos de su fracaso inapelable, observando como un soldado vencido y moribundo los jirones de su desaparecido ejército en el propio campo de batalla que preludia la tumba que simplemente deseaba sólo por descansar de sí mismo…¡Qué podía hacer!. ¡Tenía que partir de allí para labrarse otra vida!... Sin equipaje, sin dinero, su pasado era un lastre que le asfixiaba…. - ¡¡Partir o morir!!... – Se decía. Lo tenía decidido, sin equipaje, con lo puesto, astroso y descuidado, pero no sucio, se iría de la ciudad e intentaría comenzar otra vida desde sus cimientos.

Salió de la nave. La miró por última vez, con tristeza. Una lágrima amenazaba con surgir, pero ni siquiera lloró. Comenzó a caminar hacia el horizonte, mirando al suelo, como buscándose en las sombras sin encontrarse. Zigzagueba, pero no cambió su rumbo. El cielo azul comenzaba a mostrar algunos nimbos aborregados y densos, de un blanco sereno. Los montes, verdeados, aún se veían lejanos. Se escondió tras una loma. Apareció. Siguieron otras. Poco a poco empequeñeció, empequeñeció hasta confundirse con el paisaje y nunca más se le volvió a ver.




Manuel Millán Cascalló







* En Metrópolis y los metropolitanos


8.8.10

Fotos/M. Trives/arxiu Diari de Cubelles 2007/o5/09


















FESTA MAJOR!




Tornen les festes ,diferents potser. Aquí disposeu d’imatges d´ anteriors anys .