20.11.08

Diari de Cubelles
La violència manifestada i en escalada de fills cap a pares i mares comenta a ser preocupant. Sovint els mitjans d’informació en tenim noticies relacionades amb aquests fets i que denuncies molt pausades i moltes més de les que no consten en els jutjats son evidents. La mancança de respecte cap a les persones s’ha perdut en capes determinades de la societat en que la permissivitat mal aplicada ha permès desenvolupar aquesta actitud violenta manifestada per joves cap als pares i especialment mares. Potser també una actitud masclista poc respectuosa practicada cap a la dona i en aquest cas les mares, reiteradament observada per els fills en el transcurs de l infància i adolescència ha influït. També situacions d’exclusió,drogues i un llarg procés a conduit als adolescents i joves a determinades actituds.
Trobem en el contingut d’aquest article aparegut al Diari El Pais , unes dates esgarrifoses i malauradament certes. Llegiu....
Los fiscales alertan de la escalada de agresiones de hijos a padres
Los ataques afectan a todas las clases sociales y también los cometen niñas
NATALIA JUNQUERA - Madrid - 01/10/2008

Ella estaba viendo la televisión cuando llegó a casa. Su hijo le quitó el mando sin mediar palabra y cambió de canal. Cuando ella pidió que se lo devolviera porque estaba viendo un programa, él agarró el electrodoméstico y lo arrojó por la ventana. Es uno de los casos que Teresa Gisbert, fiscal de menores entre 1992 y 2007, ha escuchado de madres desesperadas (cada vez más) que acudían a la justicia exhaustas y deshechas para confesar entre lágrimas que su hijo les pega, las maltrata, tira un televisor por la ventana en cuanto escuchan un "no".
En la mayoría de los hogares la víctima es la madre
La memoria de la Fiscalía General del Estado recoge con "preocupación" el aumento de las agresiones de hijos a padres e incluso a abuelos. El diagnóstico se realiza a partir de las memorias de cada fiscalía provincial de menores, que coinciden en este punto. La de Málaga considera el incremento "alarmante". La de Lugo llama la atención sobre un dato: 2007 es el primer año en que han visto más víctimas progenitores (37) que hijos (23). El fiscal jefe de Zamora manifiesta su preocupación por este "fenómeno nuevo, cuyo crecimiento se produce en régimen de progresión geométrica, y que si el año pasado ofreció siete casos, el actual ha presentado hasta 15". Y añade que más preocupante aún es saber que la mayoría de los agresores tiene entre 14 y 16 años.
Los expertos consultados por este periódico coinciden en que las cifras de denuncias están todavía lejos de la realidad porque, aunque ahora se repita más la escena del padre que, rendido, acude a un juez de menores para decir que no puede más, la mayoría sigue sintiéndose incapaz de denunciar a su propio hijo.
"Después de la pérdida de un hijo, denunciarle es el mayor desgarro que puede sufrir un padre. Equivale a un sentimiento de fracaso absoluto, unido a otro muy fuerte de impotencia. No suelen denunciar a su hijo porque tienen miedo a que otros familiares no lo entiendan; a que los amigos les pregunten, a que al salir del centro donde han internado a su hijo, se le vuelva en contra", explica Javier Urra, primer defensor del menor de Madrid y psicólogo de la Fiscalía del Menor.
La experiencia ha enseñado a los fiscales que no hay un perfil muy definido para el menor que agrede a sus padres. No es decisivo el nivel socioeconómico ni el país de procedencia. Tienen entre 14 y 17 años. Y últimamente, han aumentado las chicas, aunque ellas ejercen la violencia familiar de otra manera. "De cada diez casos, tres son niñas. No suelen utilizar la violencia física, pero ejercen una resistencia más sutil, se escapan de casa, insultan...", explica Gisbert.
En la mayoría de los hogares, la agredida es la madre. "El padre no suele enterarse porque la madre lo oculta". El agresor suele ser "hijo único, o el hermano pequeño en un hogar que los mayores ya han abandonado", añade Urra.
¿Por qué ocurre? ¿Qué hace que un adolescente ataque a su madre? "El niño no nace tirano", explica Urra. "Pero si no se le ponen límites, si cree que sólo tiene derechos, se convierte en un tsunami imparable. Primero desvalijan la nevera, luego se niegan a ir a la escuela o lo rompen todo en cuanto escuchan un no. Influyen muchos factores: madres que no quieren a sus parejas y vuelcan todo su amor en el hijo -"tú eres mi tesoro"-; separaciones mal llevadas en las que el padre, por ejemplo, pone al chaval en contra de la ex -'no le hagas caso a tu madre, que sólo dice tonterías'- el rato que pasa con él el fin de semana... Cuando un niño llega tan alto es porque alguien le ha dejado subirse ahí".
Las diferentes fiscalías añaden las adicciones a algún tipo de sustancia estupefaciente, el alcoholismo, situaciones de exclusión y problemas mentales. "Hay casos de chicos que padecen algún trastorno mental que nunca deberían haber terminado en la fiscalía. Con prevención y tratamiento se hubieran evitado, pero ni la sanidad ni los servicios sociales tienen medios", explica Gisbert. La Memoria de la Fiscalía General del Estado recoge la queja de varias fiscalías de menores que reconocen tener equipos "insuficientes" para llevar a cabo su trabajo.
En la mayoría de los casos de agresiones de hijos a padres se acordó la medida de privación de libertad, con lo que los menores fueron ingresados en centros donde pasan entre seis meses y dos años aprendiendo a manejar la ira y donde terminan, quizá, intuyendo el enorme sufrimiento que han causado a sus padres.
Es capital que el menor agresor pase por ese proceso. De su rehabilitación, depende mucho más que el bienestar de una familia. "La violencia de hijos a padres es un fenómeno mucho más peligroso que cualquier otro tipo de violencia. Ese agresor estable, que ha perdido la capacidad de empatía, que es el bully en el colegio, está dando un salto muy importante cuando agrede a un adulto. Está alterando todo el sistema por el cual los adultos son los encargados de cuidar y proteger. Y son daños muy difíciles de revertir", advierte Rosario Ortega, catedrática de Psicología y experta en violencia infantil y juvenil.
Si agrede en el colegio, agredirá en casa y tiene todas las papeletas para terminar agrediendo también a su pareja, admiten los expertos.
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