LOS DÍAS VENCIDOS // JOAN BARRIL
Una mujer, una causa
Hoy es el día de una causa. Se da por supuesto que una causa es algo que se ha producido por la negligencia de los seres humanos. Una causa es el calentamiento del planeta. Una causa es la miseria, la extinción de ciertos animales o la liberación de unos presos injustamente cautivos. Y sin embargo hoy es el día consagrado a una causa que la mitad de la humanidad está manteniendo en contra de la otra mitad. Hombres que deciden la subordinación de las mujeres. Hombres que definen las reglas del juego y mujeres que se quedan fuera del tablero. Que la mujer sea todavía hoy una causa para defender es algo de dificil comprensión. A menudo los impulsores de este tipo de campañas piensan en países lejanos, fundamentados en sociedades patriarcales en las que la mujer continúa siendo, como hace siglos, una fuerza de trabajo gratuita, un elemento reproductivo y una propiedad tangible de su supuesto propietario. Los impulsores de esas campañas ven la aguja en el ojo ajeno e ignoran la viga en el propio. Es fácil reivindicar la igualdad de las mujeres bajo la burka y la poligamia. Lo difícil, por lo visto, es arreglar esas pequeñas cosas que, vividas desde dentro, son demasiado grandes.En el primer mundo hay algo más que el maltrato sistemático de la mujer a manos del hombre. No hay edades ni niveles culturales que alteren esa tendencia a la cosificación de la mujer. Pero tal vez el maltrato no sea un rasgo más sino una consecuencia de una sociedad bipolar en la que lo que está autorizado a los hombres es sospechoso cuando lo ejerce una mujer. Que en los tiempos que corremos todavía nos preguntemos si es demasiado pronto para que una mujer llegue a la presidencia de EEUU, es significativo. ¿Que quiere decir pronto? ¿Depende de la edad geológica del planeta?Estudios económicos revelan que el incremento salarial de los últimos 20 años es casi nulo por no decir que es negativo. O sea, que en el primer mundo cobramos menos por nuestro trabajo que en los años 70. Sin embargo, se nos insiste en que vivimos mejor. La incorporación de la mujer --con salarios claramente discriminatorios-- en el mercado laboral nos indica que entra más dinero en casa por el doble de fuerza de trabajo. Pero una casa no es solo una cuenta corriente sino un conjunto de actividades que jamás serán remuneradas y que se llevan una buena parte de la energia de la mujer europea o norteamericana. Aquí no hay burkas, no hay derecho de pernada, no hay aparente esclavitud sexual. Pero vayan ustedes a los autobuses de la madrugada. Miren las ventanas de las oficinas que se limpian cada día. Acudan a la salida de los colegios. Fíjense quién paga en los restaurantes. Escuchen a cuántas mujeres en edad de parir se les ha rechazado su curriculo. Cuenten la proporción de mujeres que arrastran en un carrito su vida a través de la noche. Busquen por la calle los ojos angustiados de aquellas que temen regresar a su propia casa. Esperen a las puertas de las comisarías y analicen cuántas mujeres con el cuerpo tumefacto han estado a punto de entrar y, en el último momento, se han quedado en la puerta y han regresado sobre sus propios pasos. La mujer, nuestras mujeres cercanas, son realmente una causa.
Una mujer, una causa
Hoy es el día de una causa. Se da por supuesto que una causa es algo que se ha producido por la negligencia de los seres humanos. Una causa es el calentamiento del planeta. Una causa es la miseria, la extinción de ciertos animales o la liberación de unos presos injustamente cautivos. Y sin embargo hoy es el día consagrado a una causa que la mitad de la humanidad está manteniendo en contra de la otra mitad. Hombres que deciden la subordinación de las mujeres. Hombres que definen las reglas del juego y mujeres que se quedan fuera del tablero. Que la mujer sea todavía hoy una causa para defender es algo de dificil comprensión. A menudo los impulsores de este tipo de campañas piensan en países lejanos, fundamentados en sociedades patriarcales en las que la mujer continúa siendo, como hace siglos, una fuerza de trabajo gratuita, un elemento reproductivo y una propiedad tangible de su supuesto propietario. Los impulsores de esas campañas ven la aguja en el ojo ajeno e ignoran la viga en el propio. Es fácil reivindicar la igualdad de las mujeres bajo la burka y la poligamia. Lo difícil, por lo visto, es arreglar esas pequeñas cosas que, vividas desde dentro, son demasiado grandes.En el primer mundo hay algo más que el maltrato sistemático de la mujer a manos del hombre. No hay edades ni niveles culturales que alteren esa tendencia a la cosificación de la mujer. Pero tal vez el maltrato no sea un rasgo más sino una consecuencia de una sociedad bipolar en la que lo que está autorizado a los hombres es sospechoso cuando lo ejerce una mujer. Que en los tiempos que corremos todavía nos preguntemos si es demasiado pronto para que una mujer llegue a la presidencia de EEUU, es significativo. ¿Que quiere decir pronto? ¿Depende de la edad geológica del planeta?Estudios económicos revelan que el incremento salarial de los últimos 20 años es casi nulo por no decir que es negativo. O sea, que en el primer mundo cobramos menos por nuestro trabajo que en los años 70. Sin embargo, se nos insiste en que vivimos mejor. La incorporación de la mujer --con salarios claramente discriminatorios-- en el mercado laboral nos indica que entra más dinero en casa por el doble de fuerza de trabajo. Pero una casa no es solo una cuenta corriente sino un conjunto de actividades que jamás serán remuneradas y que se llevan una buena parte de la energia de la mujer europea o norteamericana. Aquí no hay burkas, no hay derecho de pernada, no hay aparente esclavitud sexual. Pero vayan ustedes a los autobuses de la madrugada. Miren las ventanas de las oficinas que se limpian cada día. Acudan a la salida de los colegios. Fíjense quién paga en los restaurantes. Escuchen a cuántas mujeres en edad de parir se les ha rechazado su curriculo. Cuenten la proporción de mujeres que arrastran en un carrito su vida a través de la noche. Busquen por la calle los ojos angustiados de aquellas que temen regresar a su propia casa. Esperen a las puertas de las comisarías y analicen cuántas mujeres con el cuerpo tumefacto han estado a punto de entrar y, en el último momento, se han quedado en la puerta y han regresado sobre sus propios pasos. La mujer, nuestras mujeres cercanas, son realmente una causa.
Día Internacional de la Mujer Trabajadora
El año 1977, las Naciones Unidas declararon el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora. El color lila con que se identifica este día se ...www.educared.net/primerasnoticias/hemero/2003/marzo/soci/dmt/dmt.htm
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