13.11.06

LA RUEDA // PILAR RAHOLA

Renfe, la disculpa cachonda

PILAR Rahola
Periodista

Lo mejor ha sido el espot. La semana pasada, en tamaño grande, Renfe y Adif publicaron un anuncio disculpándose por el caos que padecen sus trenes de cercanías. Buena gente, venían a decir que lo sentían mucho, que era difícil compaginar las obras del AVE con un buen servicio diario, que nos aman con toda la intensidad y que, lejos de una responsabilidad de gestión, debe tratarse de algún castigo divino. Castigo que, cual severa penitencia, se augura duradero. Me encantan los responsables públicos cuando se convierten en colegas y nos dan palmaditas de compadreo. Ya sabes, si por mí fuera... Y una se queda con esa cara de cornuda y pagando la bebida, tan propia del usuario de a pie. ¿Tendremos que dar las gracias?
Sin embargo, el Divino no tiene la culpa de una red ferroviaria que es la más lenta de Europa --la información de EL PERIÓDICO era ilustrativa--, ni de haber tenido de gestor del AVE a la plaga de Egipto llamada Álvarez-Cascos, ni de haber sufrido unos niveles de inversión en infraestructuras vergonzantes. El problema de Cercanías no es ambiental ni religioso; es estructural, tiene nombres y apellidos y se llama gestión lenta, mala, centralizada y carente de ambición. Y todo ello, cual ley de Murphy, esforzándose en hacerlo peor de año en año. Los usuarios de Renfe han crecido, los ingresos se han multiplicado, las necesidades han descontrolado la logística y los responsables siguen actuando como si estuviéramos en la época del Sevillano. Malos gestores, pésimas previsiones, escasos recursos.El resultado es un caos casi diario, miles de afectados en sus vidas, en sus trabajos, en sus cuitas, y una administración tan beatífica, que lo lamenta mucho y nos pide disculpas. Nos las pide en pasado y en futuro, dando por hecho que este rosario acaba de empezar sus cuentas. Es decir, lo hacen mal, perpetúan los errores durante décadas, sus trenes pierden el tren de Europa, entran en el caos, y los chicos se nos ponen estupendos. Perdonen las molestias, paguen sus tribunos y no se preocupen ustedes, que nosotros continuaremos molestando.
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